HISTORIA

El legado hídrico del Valle de Putaendo

(Extracto de "Putaendo: El Primer Pueblo Libro de Chile" por Bernardo Parra Leiva)

El alma de Putaendo siempre ha sido su río. Desde tiempos inmemoriales, grandes haciendas y humildes parcelas han dependido del vital líquido que fluye del río Putaendo. Imagina la magnitud de su influencia: la vida, el sustento y la historia de un valle entero se han moldeado al ritmo de sus corrientes.

Este río, sin embargo, no es como cualquier otro. Nace en la alta cordillera, en el valle de Los Patos, producto de la confluencia entre el Estero Hidalgo y el río Rocín en el mágico lugar conocido como La Junta de los Ríos. Al unirse con el estero de Chalaco, cambia su nombre y asume su identidad como río Putaendo.

Su caudal, alimentado por las lluvias y el deshielo, muestra la personalidad caprichosa y cambiante del río. Experimenta altibajos a lo largo del año: desde octubre hasta enero, sus aguas bulliciosas alcanzan su máximo esplendor, mientras que entre febrero y septiembre, el río se recoge en una suerte de reposo, tocando su punto más bajo en mayo.

Estas variaciones no son aleatorias, están íntimamente conectadas con la cantidad de nieve acumulada en las cumbres de las montañas cercanas. Cada fluctuación, cada ola, cada silencio del río Putaendo nos cuenta una historia; la historia de nuestra tierra, nuestra gente y nuestra cultura.

El Pulso Hídrico del Valle de Putaendo

Desde los majestuosos campos de las grandes haciendas hasta los rincones más íntimos de predios pequeños, el río Putaendo ha sido la arteria que ha nutrido la vida y la agricultura del valle. Su inquebrantable flujo ha esculpido nuestra historia, marcando tanto los tiempos de abundancia como aquellos de escasez, y dictando el ritmo al que bailan nuestros cultivos estación tras estación.

El río Putaendo no es solo un río, es un testigo de la danza entre la nieve y la lluvia. Su curso, a veces caprichoso, lleva el sello distintivo de su origen en la alta cordillera, concretamente en el Valle de Los Patos. Es aquí, en el enclave místico conocido como La Junta de los Ríos, donde el Estero Hidalgo y el río Rocín se funden en un abrazo acuático. Y cuando estas aguas se cruzan con el estero de Chalaco en el Resguardo de Los Patos, nace con orgullo el río Putaendo.

Esta relación especial con el deshielo de las montañas y las lluvias da lugar a sus marcados ritmos. Durante ocho meses, que abarcan partes del verano, otoño y primavera, el río suspira y reduce su caudal, llegando a su punto más introspectivo en mayo. Sin embargo, desde octubre hasta enero, celebra una época de plenitud, rebosando con fervor. Y esta danza del río, en sus momentos de calma y exuberancia, se ve reflejada directamente en las capas de nieve que descansan en las alturas de nuestras montañas.
El río Putaendo tiene un carácter caprichoso, especialmente evidente en sus meses de caudal pleno. Uno de sus rasgos más sorprendentes es la extensa anchura de su cauce, que a simple vista parece no corresponder con la cantidad de agua que lleva, especialmente en tiempos de escasez. Pero, ¿por qué sucede esto?

Este fenómeno se debe a la propensión del río a desbordarse hacia sus orillas en años de alta acumulación de nieve en la cordillera. Durante eras, sus aguas han golpeado, erosionado e inundado las riberas, ampliando su lecho con cada embate. Los terrenos aledaños, con el tiempo, han sido carcomidos o sumergidos, dependiendo de su elevación.

Ante la naturaleza impredecible del río, los agricultores y autoridades locales se vieron en la necesidad de proteger sus tierras. Usaron diversas tácticas, desde la colocación de "patas de cabras" (trípodes de troncos rellenos de piedras) y troncos de álamos asegurados con cables, hasta la construcción de gaviones (redes repletas de piedras) y muros de contención de piedra y cemento, como el "cal y piedra" que defendía a la población Santa Rita de las repentinas inundaciones.

Afortunadamente, en tiempos modernos, la tecnología ha venido en nuestra ayuda. Con maquinaria pesada, ahora se pueden formar barreras de contención utilizando grandes rocas, o incluso reubicando vastas cantidades de piedra y arena. Esto ha proporcionado una solución más permanente a la histórica inestabilidad del río, que anteriormente suponía un gran desafío para la construcción de puentes y bocatomas, que a menudo quedaban inutilizados por los cambiantes caminos del río. Un claro ejemplo es el sector de "los tres puentes" entre Malpaso y Lo Vicuña, donde los cambios de ruta eran una constante.
Justo después de formarse cerca del Resguardo de Los Patos, el río Putaendo comienza una travesía singular: sus aguas comienzan a filtrarse, sumergiéndose paulatinamente hasta llegar a un punto en que casi desaparecen a la vista, en especial al acercarse al pueblo de Putaendo.

Este peculiar comportamiento del río desató históricas tensiones entre dos grupos de agricultores: los "de arriba", con sus 2000 hectáreas regadas, y los "de abajo", con 3000 hectáreas. Estas rivalidades constituían un quebradero de cabeza para las autoridades. Los agricultores de la parte superior del valle, los "de arriba", en tiempos de riego similares, disponían de un caudal más abundante, pues el agua aún no se había filtrado. Es por eso que a sus tierras se les conocía como "de primeras aguas". Por otro lado, los agricultores "de abajo", mucho más numerosos y ubicados en zonas como Quebrada de Herrera, El Asiento y Barrancas, tenían que conformarse con un suministro de agua mucho más limitado, insuficiente para sus tierras.

Además del desafío de la filtración natural, había problemas adicionales, como el "robo de aguas" por parte de agricultores sin escrúpulos. Estos manipulaban los canales en tiempos no autorizados, interfiriendo con el flujo programado.

Para remediar estos conflictos, las autoridades establecieron directrices para una administración y distribución justa de las aguas del río. Más detalles sobre estas medidas se abordarán en secciones posteriores. Es importante destacar que, a pesar de no contar con un embalse que acumule agua en tiempos de abundancia, ni infraestructura de gran envergadura para extraer agua subterránea, generaciones de agricultores y autoridades han buscado formas innovadoras para maximizar la captación, conducción y distribución de este precioso recurso entre la comunidad.
Desde el flujo eterno del río Putaendo hasta las tierras más lejanas del valle, el viaje del agua ha sido siempre una proeza de ingeniería y adaptación. Aquí está la fascinante historia de cómo hemos manejado este precioso recurso a lo largo del tiempo.

Orígenes Antiguos: Los canales originales del valle tienen raíces profundas en la historia. Las primeras acequias fueron concebidas por los Incas y luego perfeccionadas por los españoles, quienes heredaron y expandieron el sistema para irrigar las tierras que les fueron otorgadas. Estos canales matrices captaban el agua directamente del río, y debido a la inestabilidad del cauce, las "bocatomas" o puntos de captación tenían que cambiar constantemente de ubicación.

Laberinto Natural: De los canales principales, emergía una red compleja compuesta por “ganchos” (canales secundarios) y acequias menores. Estos sistemas, con sus trazados sinuosos, se adaptaron a las diversas topografías y a la división histórica de las tierras. A menudo, los canales matrices se ubicaban en las alturas, circundando las rinconadas y alimentando los ganchos y acequias que distribuían el agua a predios más pequeños.

La Comunidad y el Agua: Tradicionalmente, la construcción y mantenimiento de esta vasta red era tarea de los mismos agricultores, aquellos que dependían del agua para sus cultivos. No fue sino hasta la segunda mitad del siglo XX, impulsados por periodos extensos de sequía, que las autoridades gubernamentales intervinieron para mejorar y expandir el sistema.

Desafíos Antiguos: En esos tiempos, los canales no contaban con revestimientos, ni con compuertas de madera o metal. Esto complicaba enormemente las tareas de limpieza y distribución del agua.

Diversidad Geográfica: Es fascinante observar que, aunque todos pertenecen al valle de Putaendo, cada rinconada presenta características únicas de riego debido a su topografía, extensión y relación con el río. En algunas áreas, múltiples redes sirven a un solo sector, mientras que en otras, una sola red irriga varios sectores.

En resumen, el viaje del agua en el valle de Putaendo es una hermosa danza de la historia, la geografía y la comunidad trabajando juntas para aprovechar al máximo este recurso vital.
Distribución Temporal: En el Valle de Putaendo, el uso y acceso al agua se rige por normas que buscan equilibrar las necesidades de todos los agricultores. Estas normas establecen turnos específicos para el uso del agua y se aplican, principalmente, en momentos de escasez. Cuando el agua es abundante, todos los agricultores pueden usarla libremente. Esta práctica de distribución temporal data desde comienzos del siglo XIX.

Historia de la Regulación: Ante las tensiones y quejas recurrentes de los agricultores del sector "de abajo" en Putaendo, que señalaban abusos de sus vecinos ubicados en la parte norte del valle, las autoridades de aquel entonces tomaron cartas en el asunto. Fue en el año 1809, bajo el mandato del gobernador García Carrasco, que se instruyó al gobernador Marcoleta para mediar en la disputa y establecer regulaciones. El resultado fue la Ordenanza de Marcoleta, un marco regulador que introdujo formalmente el sistema de turnos.

Tipos de Turnos: Hay tres categorías principales de turnos de riego:

Turnos Generales: Estos turnos son establecidos para todos los usuarios del río Putaendo. Establecen cuándo cada sector o comunidad puede acceder al agua del río.

Turnos por Sector: Cada sector del valle tiene diferentes necesidades y desafíos. Por lo tanto, pueden existir normas específicas que regulen el uso del agua para los canales dentro de ese sector.

Turnos Individuales: Dentro de un mismo canal, pueden existir diferentes usuarios con distintas necesidades. Estos turnos determinan cuándo cada agricultor o grupo de agricultores puede usar el agua del canal.

Importancia de la Regulación: Las regulaciones y turnos establecidos no solo garantizan que cada agricultor tenga acceso al agua, sino que también aseguran que el recurso sea utilizado de manera sostenible y equitativa. Además, estas normas contribuyen a prevenir conflictos y tensiones entre los usuarios, creando un ambiente más colaborativo y armonioso en la comunidad.

Conclusión: El río Putaendo es esencial para la vida y la economía del valle. A lo largo de los años, las autoridades y la comunidad han trabajado juntas para garantizar que todos tengan acceso al agua, y que este recurso vital sea utilizado de manera sostenible y justa. La historia de la administración del agua en Putaendo es un testimonio de la capacidad de una comunidad para adaptarse y colaborar en pro de un bien común.